Lluvia de plata:
Una carpa abarrotada.
El cuerpo y el alma se quedan afuera, a la entrada.
El dueño del templo del rock and roll también...
Bajo el diluvio que nos limpia o nos arrastra a otros mundos.
Voy a cuidarme con sopa de miso y chupitos
de sake caliente como le leí a Patti Smith.
Un refugio en la tormenta incierta
“Ya conoces como es Asturias”.
De algo me suena la canción
que alguien cantó bajito en mi oído,
que mi mente filtra y mis cuerdas
desafinan sin sentido final.
Alguna criatura llora en algún rincón del comedor.
Escucho a Hank, El Tercero,
de nombre alemán y de gusto americano;
transmitiendo sabores a su modo.
Me persigue la respuesta
que siento que le debo
y que no puedo dar
a mi majestad
felina.
No me siento capaz,
me deja sin palabras,
sólo puedo soltar babas
porque se me traba la lengua
como autodefensa.
A mí la vida también
me queda muy grande
porque escribo mientras pienso
en borrarlo todo.
Preferiría no salir de casa,
para eso tendría que tener una casa,
quizá por eso no la tengo,
para obligarme a salir al mundo,
para conocerte mejor...
Me obligo a cambiar los procesos
porque soy incapaz de aprender,
incapaz de mantener un rigor.
Prefiero el silencio a seguir explicándome.
Prefiero escucharte,
encontrar la verdad en tu canto.
Tu mirada es un espejo
ante el que prefiero
mantenerme en silencio.
Por respeto y amor,
no por miedo.
Como alumno eterno
(eternamente),
admirador de tus jugadas maestras.
¡Agradecido de ser testigo!
Comentarios
Publicar un comentario