Esa imagen me da vueltas a la cabeza. Volvía a casa de madrugada. Finales de noviembre. No hacía demasiado frío. Solo. Creo que no me crucé con nadie desde que bajé del autobús y me alejé de la estación. Siempre voy por esa parte de La Losa, por atajar y evitar tanto tráfico. De repente, junto al edificio de cristal donde hay esos portones y talleres me encontré en el suelo esa imagen rota. Juraría que en blanco y negro. Le tomé esa foto rápidamente y sin detenerme. Por qué terminó ahí esa imagen analógica. Puedo imaginar a esa pareja de la foto, hombre y mujer tan sonrientes y que ahora no lo sean o que sea la parte arrancada de la misma foto la que se sentía tan traicionada o abandonada como para partirse y alejarse del todo. Dejamos nuestra huella en todo. Nos cruzamos con todo pero no entendemos nada. No entiendo nada.