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24 de febrero de 2022. Debut. El Café de Macondo. Concierto Presentación




El concierto lo llevaba preparado. Había tenido tiempo y tampoco me había obsesionado hasta el agobio. Procuraba mantener la mente al margen para que mis tripas y mi corazón aguantasen. Para así no caerme de bruces al flojear las piernas.

 

Había decidido el equipo que llevar, solo guitarras, cables de repuesto, todo en su sitio. El look también lo había probado, con pantalón negro elegante y cómodo, las deportivas color vino que me encantan y la camisa azul acero con lunares pequeños que era de mi padre, muy suave, cómoda, calidad y preciosa.

 

Había conseguido sin esfuerzo que Eva me acompañase para probar sonido, entonces estaba bien tranquilo. Abel nos recibió en el bar y todo pa`lante.

 

Ordené el set list. Las primeras con la guitarra pinky. Empecé por Parte del juego porque me encanta y me creo que la canto de puta madre, para darme confianza pero sí que es verdad que tiene bastante cambio de acorde y no miro tanto al público como me gustaría. Creo que próximamente la pondré en otro lugar dentro del show. Desarmado vino después, fui dando alguna pincelada del por qué de las canciones. Del disco. Intentando no aburrir demasiado y tomar aire, bebiendo sorbos de agua para que la boca y garganta aguantasen el envite.

 

Decidí hacer versiones para poder hacer una hora de show, había pensado si hacerlas muy conocidas o temas que encajasen con el humor y el sentido de las canciones. Opté por esta segunda vía porque si alguien escuchaba creía que entendería el por qué. No solo soy raro porque sí, sino que igual mi mirada apareciese reflejada ahí, pese a no haber abierto mucho los ojos.

 

Hice el rock and roll de Tequila: Me vuelvo loco. Y cambié de guitarra. Pillé la acústica y le di a Lost in Translation, expliqué algo de la canción y no me salió perfecta porque cante dos veces el estribillo en vez de una pero cuestión de probar y errar. Tiré palante. Esta canción me exige mucha concentración vocal, por eso cerré más los ojos, para oírme mejor, y oír un poco el retorno del ampli tratando de ser un poco consciente de cómo iba la cosa.

 

La siguiente fue una versión de Una canción para mi muerte de Sui Géneris / Charly García. Poco conocida por aquí pero que tiene una calidad mezclada con aparente sencillez que valoro en gran medida en una canción. No me salió mal. Centré bastante bien los agudos.

 

Mirada borrosa fue la siguiente. Un tres por cuatro, empecé con un verso que no era el inicial de manera improvisada. Me sirvió para templar la voz y centrar el ritmo. En esta tengo que acordarme en los estribillos finales sacar la voz que tengo.

 

Volví a agarrar la Ibanez rosa, la pinky. Traté de hacer una broma, no la tenía preparada pero sí que hice alusión a que el disco se llamaba Intenciones, que es una canción, que es la que les gusta a mis amigos. Tendría que haber dicho que era su preferida pero me salió así. Entonces hubo alguna broma y tuve que rectificar entre risas. Seguí con Prefiero; es de mis preferidas porque le voy pillando el calor. Fue la última que acabé para que entrase en el disco, antes no era una opción y de repente me arrebató el cerebro. Ahora la toco un tono más alto que en el disco, por indicaciones de Ruth, y me siento más cómodo.

 

Seguí con Al otro lado, que entre afinación y cambio de guitarra no creo que le haya sacado el mejor partido. Tengo que probar a tocarla con la acústica o sin púa. Noté que me ahogaba en algún agudo por la duda de cómo estaba sonando. Pero no fue mal. Resistí.

 

La última versión que tenía preparada era Una canción diferente, de Celeste Carballo. Me encanta. Es un temazo. Un himno sin ser un rock and roll canchero. Refleja mi humor y mi amor de una manera muy clara. Nadie la conocía y entiendo que sorprendiese. Ser el único que la conoce en una presentación no sé si ayuda a acercar o aleja al público. La espinita me la saqué y me encantó cantarla.

 

Después me fui a La blusa, canté, le di distorsión y la clavé. La tengo muy preparada y es muy redonda. Poco que decir, puedo hacerla más rápida o lenta pero es el animal que es. Algo expliqué de la canción. No sé si esas cosas ayudan a entender o no. A mi me sirven para tomar aire y beber algo también.

 

Permiso para la tristeza fue la siguiente. Clara ovacionó ya el título. Esta la tengo muy preparada para tocarla al piano y cada vez me gusta más. Pero a la guitarra también la defiendo bien. También la tengo muy preparada y redonda. Es también un animal complejo pero que no se me escapa. Me amoldo bien a él. A ella.

 

Último cambió de guitarra. Agarré la acústica ya avisando de que era el final. Tenía una hora para tocar y no sé cuánto llevaba tocando. No tenía reloj. Me había pasado volado todo pero todos los días de la semana que había preparado la presentación había sido una hora larga: una hora y diez minutos más o menos.

 

Me fui directo a tocar Este minuto. Me gusta tocarla con o sin púa. Elegí con púa para que se oyese más nítido. Canté lo mejor que pude pero notaba que el nervio se me había metido un poco dentro. Había algún murmullo en el bar pero poca cosa, yo estaba centrado en mi. Soy bastante perfeccionista y notaba los fallos. A la vez sentía que lo estaba haciendo de puta madre y que tenía que tirar pa lante, echarle cara y que me lo sabía todo de puta madre. Estaban mi familia y mis amigos para dar ánimos y no volverme demasiado paranoico.

 

Afiné la guitarra y canté Intenciones para terminar. En el disco la canto y tocamos a toda ostia. Al hacerla con acústica yo solo me permito bajarle un poco el tempo. También un poco por cansancio o por ganas de que se entienda bien la cosa. Algún otro día probaré más a saco. Sin problema.

 

Ya me despedía y querían un bis, qué cabrones. No me lo esperaba. Había preparado todo pero eso no. Tampoco el reservado donde se sentaron mis amigos pero fue buena idea de Abel. Y entonces canté una última canción, una que había quedado fuera del disco. Estaban entre Mirada borrosa y ésta. Lo expliqué un poco como pude mientras me volvía a poner la guitarra y afinaba. La tenía en el set list en papel para tocarla antes, pero no me había apetecido. Hice bien en no tocarla porque así tenía preparada y fresca ésta: Veneno del bueno.

 

En un par de semanas tengo otra presentación en una librería en Oviedo. Tengo que ponerme a preparar un poco todo. Probar alguna otra versión, alguna otra canción que se quedó fuera. Tengo que también seguir picando puertas para tocar más por ahí.

 

Fue el primero y espero que haya más. Ponerme ahí delante me ayuda a entenderme mejor y luchar contra mis miedos, mis contradicciones, mi ego. Siempre me gustó hacer canciones pero sentir que alguien las escucha es algo conmovedor.

 

Continuará...

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