Ir al contenido principal

Open Mic en La Salvaje.


Desde que me decidí a grabar mis canciones he tenido la intención de tocarlas en algún momento. Llevamos un año y nueve o diez meses sometidos a los rigores de una pandemia. Me lo complicó un poco o me dio tiempo, según se mire.

Me había enterado durante la semana pasada de que en La Salvaje volvían a hacer un Open Mic, me lo apunté en la agenda. Sin haber ido nunca a ver ninguno siquiera. Con ganas de probarme.

El viernes, en el trabajo que dejaré a final de mes, me dijeron que tendríamos que ir a grabar durante la tarde del domingo a León un reportaje de no sé qué coincidiendo con el encuentro en el refugio de La Salvaje. Entonces mi humor cambió y cierto desánimo me atravesó.

Ayer domingo llegó y también una llamada a la redacción para no ir a grabar el reportaje porque se centraban en otras cosas. Inmediatamente regresó la posibilidad de poder estar a las siete y media en Oviedo.

No le dije nada a nadie, ni amigos ni familia. Mi idea era probar y actuar para vivir. No había mucha gente, hacía un poco de frío, llegaba con la garganta un poco tocada y las manos entre lesiones y frío un poco atenazadas. Aún así palante. Fui cómodo, con la guitarra y unas púas, la cazadora negra con borreguillo y la chapa de Los Zigarros, los jeans negros, los playeros granate, la chaqueta gris y la camiseta de Nat Simons.

Me apunté, en la barra me dijeron que era Alberto (de Alberto & García) el que apuntaba, me apunté. Me dijo que iba el cuarto y que había guitarras en el escenario preparadas por si no quería usar la mía. Bien, era pronto y aunque pensaba que debía cuidar un poco la garganta, pedí una cerveza para ir entonando la lengua. No había muchas personas, apareció Bárbara, una amiga de mi hermana María con la que luego hablé un poquito. Quería centrarme en lo que iba pasando y en los tiempos y en la manera de actuar de quien allí actuaba y quien allí escuchaba, también de los organizadores: Vichu y Alberto.

Un máximo de dos canciones, un chico con la eléctrica muy ameno y con canciones suyas muy bonitas. Tres chicas con dos versiones muy bien tocadas y cantadas, unas voces fantásticas. Un monologuista muy interesante en su comedia crítica.

Después me tocó a mi, un poco nervioso y demasiado centrado en respirar y cantar con mascarilla, presentarme, colocarme la guitarra del escenario y sacarme la primera púa que encontré en el bolsillo y tocar sin más. Parte del juego, primero y Permiso para la tristeza para terminar. Podría habérmela jugado más, pero esas dos canciones las tenía bastante centradas y tocándolas así solo puedo defenderlas con humor y amor. Había pensado en Parte del juego y luego La blusa, pero sobre el escenario decidí cambiar de idea. No estuve muy cómodo con la voz y en la segunda canción creo que me puse un poco más nervioso y me quité la mascarilla para ver si así respiraba mejor pero no era eso. No resultó del todo mal. Me saqué la espina y la próxima vez me sacaré más espinas. Tengo que adueñarme más de mi mismo. Suena fácil. 

Tras de mi un aplauso pedido por Alberto y unas palabras suyas sobre las primeras veces en un escenario. Después otro chico con la eléctrica, su micro y un pedal de loop, también con un par de bonitas canciones propias, muy sentidas. Luego otro chico más sentado con la eléctrica y las canciones impresas sobre el taburete, mezcla de humor y canciones, algo así como la verdad en tres acordes. La última del Open Mic fue Rita Ojanguren con su linda voz y su manera sutil y pulida de tocar la guitara, una versión y una canción propia.

Para despedir la cita Alberto se marcó una versión de El Rey, de Vicente Fernández. Parece ser que siempre la canta al terminar los open mic y además hacía un par de días que había fallecido. Sirva como homenaje.

Hablé un poco con Bárbara y me despedí, no sé si por timidez o por no querer darme demasiada importancia. Algún mensaje de mi hermana y de mis amigos por no haberles avisado pero lo entendieron.

Una primera vez como lo que tienen las primeras veces. Todas esas sensaciones. No hay mucho que explicar y no me gusta explicarme ni sobre analizarme. Así me va. El fuego sale o no. Tengo que adueñarme de mi mismo. Suena fácil.


20.12.2021    Oviedo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Marilia (& Laura Solla) en La Semana Negra

119.   13.07.2023        El otro día fui a ver a Marilia con Laura Solla  tocar en la Semana Negra. Son unas bestias. Tiene voz y canciones, guitarras bien colocadas, armonía y melodías. Arte y profesión. Su último disco es bonito y positivo. Tiene algún detalle y una producción bien interesantes. Me dejé atraer y pese a las distracciones, fue una clase magistral a la que atendí y viví con gusto. Dicen que si no hay emoción no se aprende y yo aprendo fácilmente de alguien así.      Paseé, la exposición con las ilustraciones sobre la inmigración fue lo único que me atrajo un poco, me di cuenta de que había poco más para mí por la feria y salí a buscar algo al supermercado y cenar algo en la playa. La gente terminaba sus baños y se iban recogiendo. Había chicos y hombres echando la caña en una de las puntas del arenal. Algún barquito a vela o a motor al fondo de la composición que iba mutando de color. Viendo la puesta de sol en poniente. Un hombre exhibía sus cuadros y pintaba la vista

Diarios

  165.   10.11.2023   Bocetos habitados : Un pequeño repaso de cómo va la cosa.        La trampa , sólo me queda cantarla bien, mezclarla bien. Está en 6/8. Es una de mis preferidas, queda ver si del grupo de canciones queda bien o qué, todavía no sé el orden que irán al final pero las he ido grabando según las iba encontrando y apuntando. Prácticamente todo grabado en mi casa.       Cierras los ojos , me daba la impresión de que los teclados estaban muy altos y pensé en quitarlos. Quizá los arregle un poco, preferiría hacerlos más bluseros. A ver cómo queda. Tengo que mejorar también la acústica que hace los solos y volver a cantarla. Mezclarla bien. Es un 4/4. Está un poco hecha en mi habitación y regrabé c osas nuevas en la casa e mi abuela. Es una mezcla de lugares.       Mi sonrisa , está quedando mejor de lo que en un principio imaginé. Otro 4/4. El bajo lleva la canción a algo interesante. Me queda cantarla bien, ponerle algún tipo de percusión o pandereta o algo así. Quizá un

Lluvia de plata

 Lluvia de plata: Una carpa abarrotada. El cuerpo y el alma se quedan afuera, a la entrada. El dueño del templo del rock and roll también... Bajo el diluvio que nos limpia o nos arrastra a otros mundos.   Voy a cuidarme con sopa de miso y chupitos de sake caliente como le leí a Patti Smith. Un refugio en la tormenta incierta “Ya conoces como es Asturias”.   De algo me suena la canción que alguien cantó bajito en mi oído, que mi mente filtra y mis cuerdas desafinan sin sentido final.   Alguna criatura llora en algún rincón del comedor. Escucho a Hank, El Tercero, de nombre alemán y de gusto americano; transmitiendo sabores a su modo.   Me persigue la respuesta que siento que le debo y que no puedo dar a mi majestad felina.   No me siento capaz, me deja sin palabras, sólo puedo soltar babas porque se me traba la lengua como autodefensa.   A mí la vida también me queda muy grande porque escribo mientras pienso en borrarlo todo.   Preferiría no salir de casa, para eso tendría que tener una