Lluvia de plata: Una carpa abarrotada. El cuerpo y el alma se quedan afuera, a la entrada. El dueño del templo del rock and roll también... Bajo el diluvio que nos limpia o nos arrastra a otros mundos. Voy a cuidarme con sopa de miso y chupitos de sake caliente como le leí a Patti Smith. Un refugio en la tormenta incierta “Ya conoces como es Asturias”. De algo me suena la canción que alguien cantó bajito en mi oído, que mi mente filtra y mis cuerdas desafinan sin sentido final. Alguna criatura llora en algún rincón del comedor. Escucho a Hank, El Tercero, de nombre alemán y de gusto americano; transmitiendo sabores a su modo. Me persigue la respuesta que siento que le debo y que no puedo dar a mi majestad felina. No me siento capaz, me deja sin palabras, sólo puedo soltar babas porque se me traba la lengua como autodefensa. A mí la vida también me queda muy grande porque escribo mientras pienso en borrarlo todo. Preferiría no salir ...